Palacios, noveno campeón

Una vez que Juan Palacios “tocó” al boricua Omar Soto en el séptimo round, no hubo forma de contenerlo. Desde entonces fue dueño absoluto del combate, y con ataque implacable y demoledor, se apuntó una impresionante victoria por nocaut técnico en el décimo asalto, para convertirse en campeón mundial interino del peso mínimo del CMB.

En la pelea celebrada en el Auditorio Juan Pachin Vicéns, fue noche de nicas, ya que en las preliminares, René “Chirizo” González noqueó en el segundo asalto al boricua Alberto de Jesús Trinidad, y luego Palacios se convirtió en el noveno pinolero que gana un título mundial.

Alexis Argüello, Eddy Gazo, Rosendo Álvarez, Adonis Rivas, Ricardo Maryorga, Luis Pérez, Eduardo Márquez, José Alfaro, y ahora Juan Palacios, engalanan la galería de campeones mundiales de boxeo que ha tenido nuestro país.

Palacios (24-2, 19KO) llegó confiado en sus cualidades para este combate. Llevaba amplia ventaja en estatura, alcance, pegada y currículo, pero debió trabajar fuerte para imponerse.

Soto (13-3, 1E, 6KO) le creó muchas dificultades en los seis primeros asaltos, en los que peleó adentro, sacando de distancia al nica, y por sus continuos amarres, hizo que los golpes de Palacios le dieran en la nuca, por lo que le quitaron un punto al nica en el quinto round.

Al llegar al séptimo asalto, Palacios cambió de guardia y con zurdas conectó fuerte. Soto puso la rodilla en la lona, pero el árbitro lo decretó resbalón. Palacios sabía que estaba “tocado” y se lanzó a un ataque inclemente, con una andanada de golpes; tumbó dos veces a Soto, para virar la puntuación, que a la altura del cuarto round le desfavorecía por dos puntos.

En los siguientes dos asaltos, Soto estuvo más evasivo y aumentó los amarres, hasta que en el décimo los golpes de Palacios lo hicieron doblar la rodilla una vez, y cuando nuevamente el pinolero lo atacaba, el árbitro intervino para evitar una demolición.

Palacios señaló que sólo en dos rounds pudo haberle ganado Soto, y fue en los primeros asaltos, cuando él amarraba y el árbitro no le llamó la atención. Después, la pelea fue suya.

“Nos funcionó la estrategia. En mi esquina me dijeron que siguiera golpeando abajo, que en cualquier momento se iba a quedar; no le gusta que lo lastimen. Y a mí también la zurda me dio buen resultado”, dijo.